sábado, 22 de mayo de 2010

mi primavera

Iba caminando, divertido, tarareando una canción, y entre paso y paso buscaba pisar hojas secas para hacerlas crujir. La verdad esto del otoño nunca me animó mucho, y que para colmo soy súper alérgico. Qué se yo, esto del otoño me bajonea bastante. A mí, la verdad, me gustan los días con sol. Te sorprendería la importancia que le llego a dar a detalles como ese, salir y ver si el cielo celeste, sentir la luz en la cara y los brazos, calentando, a veces incluso se me pone la piel de gallina y siento una electricidad que me recorre. Diferente a la que siento cuando el cielo es triste, de nubes ceniza, y el viento frío me pega en la nariz, las orejas y los dedos de las manos. Yo no se, este día de otoño era confusos, no era un otoño lo que vivía, no era marrón ni descascarado, no era la nostalgia de las hojas caídas ni el crudo frío. Notaba eso de los días nublados, me recorrida el frío entre los dedos, sentía que se metía debajo de las uñas, me congelaba los labios, caminando allá por el campo, y lloviendo desordenadamente guiadas por los pequeños torbellinos, recién caídas de los árboles, arrancadas algunas, o molestadas en su descanso, elevadas nuevamente del suelo para cumplir con su destino, y terminar quien sabe donde. Pensaba en que todo lo que sueño tiene que ver con vos, y que este sueño era magnifico. No paraba de sorprenderme, todo. Yo veía florecer de manera figurada, proyectando sobre todo. Solo el viento helado me traía a la realidad, envolviéndome, congelándome el rostro, los pies, reconectándome con el mundo.
Iba caminando, divertido, tarareando una canción que sentía me acercaba a vos, contemplando las cosas por completo, sobredimensionando, o encontrándole otra vuelta para sorprenderme y maravillarme con algo tan natural que siempre había pasado tan desapercibido ante mi percepción. Sea como sea, sentía que la boca se me congelaba, los pómulos se pasmaban y que los brazos se me entumecían, el viento se venía cada vez mas frío, pero poco me importaba. Iba caminando, alucinado por el espectáculo, examinando cada detalle, enamorado hasta limites que jamás imagine. Allá por tu casa los pajaritos todavía salen a cantar, incluso con este frío, yo no podía creerlo. Cuando fui concluyendo, para mí había salido el sol. Me hiciste ruborizar, me devolviste el calor, me diste una inyección de vida. Ciertamente me da un poco de vergüenza por momentos sentirme como un tímido niño cuando te veo. No puedo explicarte, me limito a decir sos mi sol que sale todos los días. Todo lo que sueño tiene que ver con vos, y esta situación es magnifica.