martes, 8 de noviembre de 2016

Estamos podridos, mi amor
hediondos y borrachos.
Mascara, cascara, coraza y corazón
creyendo que bañando al animal se alegra el rebaño.
Mascara y vino que cuentan
donde la decisión flaquea
y el cuerpo tiembla,
no quiebra.
Las locas vuelven, y vuelven a matar
con los tapones de punta,
total ni ven la tarjeta, ni sufren la fecha perdida.
Si te comería igual,
porque mentiría,
pecando, pesando mucho tal vez.
Podrido y tapado, escondido,
asomando, cocinando,
tomando y riendo.
Festejo todo.
Porque amo aunque me pudra,
porque duele y rió,
más allá de lo denso
y de las locas que siempre tiran a matar.
Mientras vivo
amo
para vivir,
me emborracho
para amar,
vivo
para tapar,
oculto para reír,
improviso una canción.

domingo, 11 de septiembre de 2016

7, 11, 22 y 24

VII
Miro prendido fuego. Los ojos exorbitados, clavados en el sol. 
De tu abdomen con lunares y filo dulce. Imprudencias de pasión, ciega por el aburrimiento. 
Por chocar con tu isla, con tu planeta, aunque no alcancemos a rozarnos.

XI
Vuelo bajito, pero despego. No se si son tus manos las que me aprietan fuerte o son mis alas, mis neumaticos, mi cabeza, mis brazos los que me elevan y ellas elijen desprenderse o aferrarse, no lo se o si lo se. Remontando primavera, remontando verano, remontando otoño, remontando invierno. Naufrago de todo, todos y nada. Loco recurrente, siempre. Soga al alma y mi epicentro buscando lanzar, llorar lo que no se pierde porque nunca se posee. Otra luz al horizonte que vuela alto, cada vez más hasta ponerse arriba de mi cabeza. Bernardino que se eleva, se desprende de todas esas pancitas que algún día navegó, de todos los besos en todos los lunares, y de todo lo que tampoco fue.

XXII
Volando bajito me encontré con tu abrazo. Sobre mi, sobre agua-papel-alas-lengua, Calor, tus dedos en mi boca.
Corriendo frenéticamente con esa idea de no estar quieto, rodando con todos los huesos rotos.
Magullado y saboreando hierro con los labios cortados y los dientes teñidos. 
Te probé con tabaco dulce, con marihuana perfumada, con coca amarga, con locoto picante, con pollo amarillo, con arroz integral, con alcohol extasiante, con la panza llena de miedo, con la panza llena. Te probé en mil lenguas, me encontré en mil ojos y me perdí los tuyos. Los olvidé me olvidé y nos olvidamos. Me dibujé ojos por todos lados, y pasó igual. Amor y muerte. No. Amor vida y arte. Me dejaste sin palabras, no sin mi. Todo duro, puesto y repuesto. Despertándome en otro planeta, siempre loco, siempre sol. 

XXIV
Cuando llegó el momento no lo supe. Pasó y punto. Veinticuatro lunas mas tarde no lo supe, pero seguí ahí, regando.

jueves, 2 de junio de 2016

Conmemoración de los platos rotos

Los pómulos helados y la nariz apenas que apenas asomaban entre la bufanda y la capucha de la campera sentían como filosos pinchazos la finísima garúa que parecía flotar estática como polvo helado en el aire. Los labios casi tan rojos como el corazón, pero con la diferencia de que este estaba tapado por quien sabe cuantas capas de abrigo, piel, huesos y músculos, estas capas que solo son la masa tal vez palpable, desnudable, medible, calculable. De esa boca para afuera sale todo lo blando, que a pesar de la cruda helada no siempre se materializaba, como fantasmas que se hacen de piedra, algodón o madera y por su peso caen contra el suelo, golpean y ruedan. Según su consistencia, siempre dependiendo de la inclinación y el terreno causan desastrosas avalanchas, taponan ríos que juntan agua hasta desbordar, secarse o cambiar su curso, inundando distintos lugares, aunque también suelen caer y clavarse en el pasto, la alfombra o el barro, donde se asientan y algunas hasta se mecen suaves, con ritmo de vals, o con un tres-tres-dos bien marcado como los tangos que canturreaste y bailamos. Pero lo blando también se puede materializar blando, esponjoso y hasta amasable. Donde solo falta ponerle salsa y queso, o saltear pollo con legumbres y enrollarlo como un shawarma para llenarnos la panza y sacarnos la helada de este Junio que nos petrifica el alma. Puede formar una bellisima nube, donde un nene imagina libremente, donde veo mi vida que si intento tomarla se escurre con la niebla. Incluso puede hacerse de madera, tallarse, encordarse y crear arte!
Las maravillas de tu boca, y de todo lo blando que sale de ella, que toma forma subiendo desde la garganta, moldeadas por dientes, lengua y labios para salir siempre caliente y crudo. Invisible, como los escudos protectores que tienen las naves en las películas de ciencia ficción que sirven de refugio para huir de la calle y meterse en la cama, con una taza caliente entre las manos, las que ahora están escondidas para no sufrir el mismo destino que la parte que te quedó descubierta del rostro. Tal vez hoy de huir se trate, de escudarse en camperas y todo lo etéreo con lo que creamos un muro entre nuestras almas, que solo nos hace estar tan lejos como nos salga, chocando sin vernos ni tocarnos, para dentro de mi escudo escuchar mi eco, pensar cuan interesante resulta que en un mundo con tanta mentira y tanto dolor en lo impenetrable nazca una flor. Entre la materia que salió de tu boca, que hoy amaso en el vacío, la naturaleza me vence, porque ahí esta la ley final, porque pasado todo yo te guardo siempre, y soy, de otra manera, eternamente tuyo.

domingo, 24 de abril de 2016

Fue un día hermoso, el otro día. Llegué caminando al parque. No hizo falta ni que despliegue las velas, ni busque orientarme con la brújula o las estrellas, mucho menos volver a naufragar y perderme en un horizonte eterno. Cerré los ojos y me guié con la nariz. Olí la sal y la infusión que acompañamos tantas veces con este frío que nos muerde los huesos. Cerré los ojos y me deje llevar con el recuerdo. Escuché algunos pajaritos que canturreaban tímidos con los pocos rayos de sol que me pintaban la cara en la mañana de la zona sur porteña. Escuché el rechinar de mi bicicleta china soportando nuestro peso en la vertiginosa bajada, y el saludo de Dani que me trajo tantos recuerdos de niñez y alegría. De todos modos, siempre me generó nostalgia, y hablar de alegría tantas veces se presenta como un desafío en la cabeza, un enorme muro que me separa la vida y el presente. Cerré los ojos y te toqué las manos. Te recorrí con la yema de los diez dedos, mezclándome con vos, subiendo sin detenerme, muñecas, codos, hombros. Apoyé la frente en tu nuca. Cerré los ojos y te olí, entonces con la boca te besé la espalda. Abrí los ojos y tenía 7 años. Era un día hermoso, pero ese muro me rodeaba, podía saltarlo, podía intentar pasar del otro lado, pero que pasa si allá no tengo mi defensa y ....puf! ¡Qué terror nene! Entonces volví a abrir los ojos, y tenía 13. En ese momento no iba al parque, como tampoco lo hice en este último tiempo. El muro seguía ahí, pero había tomado una forma extraña, una burbuja lo cerraba. Frágil vibraba con el viento, pero ahí seguía. Correteaba adentro, cómodo, aunque sin conciencia. Pero cada tanto me miraba los pies, y me veía tropezando, con zancadas erráticas, tal vez torpes, corriendo contra la pared que se mantenía a una distancia que parecía fija e ilimitada. Cada vez me miraba más los pies y pensaba -UY! Como me voy a romper el alma cuando me caiga!-. Cerré lo ojos y me guié con la lengua. Cuando me quemé con el alcohol barato o el humo que nos llenaba los cachetes. Abrí  los ojos y...pum! Profecía autocumplida! Miré un reloj y desesperadamente le grité que se detuviera, que era hermoso! No lo cuidé, o eso creo. Cerré los ojos, y los abrí en un día hermoso donde el muro mostraba una grandiosa puerta, disponible para pasar. El sol y los parajos coronaban un marco estupendo, y el rompecabezas de mi alma tantas veces rota y enmendada dibujaba el mapa que había perdido. Pero cerré los ojos otra vez, y no te vi más. Me guié con la nariz, sofocado buscando aire que no encontraba. Abrí la boca y saqué la lengua qué estaba seca y blanca. Otra vez morí en vida, y después de mirarme los pies trastabillando me volvi a ver rompiéndome el alma. Con los ojos cerrados, te toqué las manos, te besé la nuca, te mordí la boca y me caí, y me partí en mil pedazos, de esos que vuelan y hieren como metralla a su alrededor. Te vi herida, juntando trozos rotos, arrodillada, con fragmentos clavados y los dedos lastimados. Me desesperé y los cerré más fuertes, intentando no dejar escapar las lágrimas. Los abrí para volver a verme los pies ...pum!
Cerré los ojos y era simplemente otro día.
Los abrí y en ellos tenía grabado tu ser. Atravesé el muro, abrazando lo que amo con el corazón desnudo y buscando perdonarme, porque pasa que cuando los cierro lo que veo es la onda expansiva, el daño de mi estallido, pedazos filosos e hirientes que tantas veces junté para rearmar la vasija donde guardo el alma, ese diamante que te mostré, manchados con tu dolor, mi terror. Abro los ojos para llorar, para despertar de tanta pesadilla. Voy al parque, tantas veces nuestro parque, pienso en mi fantasía y mis contradicciones, mis locuras y mi amor. Pienso y crezco, crezco y lamento, lamento y lloro, lloro y perdono, perdono y me abrazo solo, esperando mi calor te llegue. Cierro los ojos en otro nuevo día, negrita, y el sol me pinta la cara, el amor me llena el pecho, y sigo rearmando la vasija, que manchamos con besos, cuerpos, amor y dolor.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Gerundio y fin. Historia de cómo dejar de lado poesías baratas, perdonar, liberar y vivir.

Inspiración, ganas, necesidad, escape, huida. Tengo que escribir. Faltan cerca de dos horas para terminar de rendir audioperceptiva, mas bien tengo que memorizar unos cuantos solfeos, que son melodías en hojas pentagramadas. Por suerte tengo los archivos en audio. Los escucho y tarareo, ya se donde va cada parte, cada tanto me confundo alguna nota. Es viernes, llueve. Me torcí la muñeca jugando al fútbol, me puse hielo ni bien llegué a casa, la ventaja de vivir próximo de la autopista 25 de Mayo, las canchitas están cerca. No corre peligro el final de guitarra. Las plantas se mojan, por suerte no granizó en toda la noche, y si pasó ni me enteré y se la bancaron. Me desperté casi a la 1 hoy, ya había terminado mi laburo, desayuné pan, un cacho de queso y mate. Sigo tomando, está lavado. Hace días que vengo exaltado, aunque por momentos algo confundido y hasta triste. Rendí canto, con el culo entre las manos y la voz que en principio salió casi temblando, y la respiración que arrancó confundida. Rápida remontada, interpretación correcta y afinada, fin de la obra, los hombros caen relajados. Aplausos de los compañeros, por el valor imagino, porque tampoco soy la voz más linda de la clase ni cerca che. Sorpresa. La profe sonríe, antes me había dicho que estaba muy lindo, intentando darme ánimos imagino, ahora me dice con mucha soltura y ciertamente de manera imprevista que se vio muy satisfecha con mi interpretación. Soy asmático y fumador social. Ya no ando tanto en bici, pero siempre me llama. La respiración, eje fundamental de la educación vocal me costó todo el año. No por respirar mal sino de manera inapropiada, los años de bici y ejercicio aeróbico, en palabras de la profesora afectaron mi respiración, siendo mejor para la resistencia física que para el canto. Miedo. La verdad estaba medio asustado. Pero ya pasó. Ahora quedan otros miedos, otros que son un poquito más tangibles, no solo un miedito autoimpuesto, un poco soberbio porque sabíamos que nos iba a ir bien. Todavía quedan miedos con ojos, nariz, boca y dientes. Con nombre. Miedos que usan remeras y zapatillas.
Me asomé a la terraza, efectivamente las plantas están re bien. Garúa un poco así que algo me mojé. Nitrógeno, fósforo y potasio, un poco de agua y sol, estoy asombrado, crecen hermosas. El limonero está dando flores. Primero son capullos violetas, después florcitas blancas con pistilos amarillos, de perfume dulce. El árbol es joven, no creo que de limones este año. Año de balance positivo, creo. Enfocado en una vocación para transformarla de a poco en profesión tal vez. Desde los 12 años que no llegaba a fin de año con todas las notas altas. Hermoso hacer lo que nos gusta. Trabajo todo el año. Casting, debut inesperado en el cine. Amigos más, amigos menos. Barrio nuevo. Falta de objetividad, fallos dudosos. Amor más, amor menos, amor más. Miedos, bronca. Un poco de vida. Suma y moldea, a uno el toca crear. Junto a mi ventana, a todo esto ya pasó casi una hora y media, ahora llueve más fuerte. Hay que seguir estudiando, que los miedos esperen. Y que los miedos con ojos vean, que los miedos con boca besen, que la vida continua. Total cada tanto me acuerdo todo lo que fue, no vale la pena negarlo. Lo único que me molesta es la falta de transparencia, y ciertamente mi deseo repentino de creer que te puedo mover un poco el suelo, o de pensar si de verdad podrás dormir bien todas las noches. De que te enteres lo mal que me hacías sentir, de todas las relaciones paralelas que mantuve, de lo poco orgulloso que me tiene. Falsos escapes, parches funcionales, de esos que evitan que se te hunda el bote aunque sigue filtrando. De todas las mujeres, con las que compartimos tanto amor y oscura sanación. Del fuego adolescente, convertido en gloria, me embriagaba levemente y curaba la angustia. Tiene sentido hoy liberar tanta presión. No hoy por solo por ser hoy, primero de Noviembre mientras cumple 105 años el segundo amor de mi vida, Huracán, sino por entender la vida, crecer y perdonar. Abandonar la defensa, asumir errores, pero no culpas. Tal vez criticarse más. Necio, habiendo aguantado de más intentando salvar un barco en donde tapaba un agujero y vos sin darte cuenta o sin la intención le hacías tres o cuatro nuevos y se hundía. Ciego, dentro de un juego macabro. Negador, creyendo que podía salvar algo. Ingenuo creyendo acompañarte y ayudarte. Recuerdo, mucho tiempo atrás, pequeñas lineas de un naufrago, tal vez una alarma anunciada.
Hoy el sol me ilumina, afuera llueve, adentro suelto alguna risa y desinflamo el alma, afuera mis plantas, mi limonero y mi palta, adentro tripas y sangre, afuera el amor todos mis amores, también mi amor, seguramente preparando una torta para el cumple de un amigo esta noche, adentro la descompresión y la tranquilidad, afuera el fin tiempo, nuevamente adentro la pasión y el fuego, repentina inspiración, ganas, necesidad, escape y huida. Adelante y en todo, la vida.
Y arriba el sol.
"Ahora no te veo, y al contrario de lo que en un momento pensé, ya no te extraño, solo te recuerdo. Creo que el haberte perdido en el horizonte ayudó mucho. Mi nueva locura. Mi locura por el sol no cesa. Me voy hacia el, dejándote de lado. Imprudencia la mía, de vivir yendo de una locura a otra." una serie de seis

martes, 23 de abril de 2013

Un pequeño Lucas

-El cielo no ayuda... -dijo luego de un pesado soplido- pero dale, arranquemos que debemos aprovechar que es domingo.

Lucas apareció lentamente. Asomando por una de esas subidas de asfalto del parque Lezama, como pasarelas entre gigantes arboles y pasto verde. A paso lento, con la curiosidad que casi le escapaba de los ojos, siempre atentos a todo, solo distraído de a momentos por los tirones de la correa de su perra, la Negrita. Ella era otra cachorra que descubría el mundo junto a Lucas, en ese mar de olores y figuras, bajo ese cielo monocromático. Lucas, que lo inspeccionaba todo, ya nos depositaba gran atención desde el momento en que el parque nos había coincidido, no se si por mi guitarra o por tu pelo negro, su perfume o tus profundos ojos.
La negra se sentó tranquila a nuestro lado, fiel compañera que tomó el descanso de Lucas que la traía corriendo y paseando hace horas, y el muchacho se presentó, suave y tímido, rompiendo el hielo con dos preguntas, una pedido y dos declaración, casi sin esperar respuesta de ninguna, solo por expresarse:
-Eso es una guitarra?.. Tocate un rockanroll.. Es muy linda ella.. Es tu novia?

Noche XV

-Pero lo mejor que podes hacer con un tipo así
es dejarlo fuera de juego, Dani.
Es mediático y jugado, suele irse de boca...
Lo mismo si pierde o si gana, duro como el solo,
siempre termina por ponerse a los poderosos en su contra,
y sin saberlo malabarea con corazones ajenos, indefensos,
generaciones y pasiones, con tripa y alma al descubierto,
la sonrisa de los muchachos, los ojos de la morocha,
la bronca de la banda que ataca primitivamente,
el grito desenfrenado y la emoción única...
¡Los colores y el amor!¡Eso siempre primero!

-La verdad es que...-a Dani lo dejaron sin palabras, así que se limitó a tomar con firmeza la tibia manija de su taza de café, elevando los hombros entre la cabeza, mientras le daba fin a esta -Y sí, es así, otra no queda, cuando tenes razón tenes razón. -le dijo mientras se quedaba mirando el fondo vacío y apenas manchado por lo que restaba del negro café.

Se rieron un poco más y quedaron en reencontrarse el sábado para ir a la cancha a ver el partido de su tan amado Huracán. Se despidieron con un abrazo, unas palmadas en los hombros, un llamame si necesitas algo y la sonrisa de amigo. Tuvo una extraña sensación al tacto con el abrigo de Manuel cuando se despidió de el, pero lo alegró sentir que en sus guantazos le retiraba el frió, y cierto peso que ahora no sabía por qué cargaban sus manos. Logró encender un pucho que cortó la soledad que sentía iba a aparecer a la vuelta de la esquina, cuando ella que se alejaba, cuando ya lo había perdido de vista al flaco. Era temprano para volver, y tenía seca la garganta. Caminó hasta el viejo bodegón con la persiana medio baja, la golpeó dos veces con la mano y saludó con un gesto a Vicente que estaba acomodando las copas detrás del mostrador. A mediados de su segundo wishky notó las paredes despintadas por las pocas luces que quedaban en la barra y la cocina donde se veía a los ayudantes limpiando y preparando todo para terminar su jornada. No supo tampoco en que momento fue que la radio se desconectó, o si esta también fue atenuándose hasta resultar inaudible, invisible. El sabía que Vicente no le iba a negar otra copa, tampoco lo iba a apurar porque estaban cerrando el local, menos con lo que le había pasado, pero ya sentía las manos pesadas, tirando de los hombros, haciéndolos caer, el cuello quebrado mirando hacia abajo, el pecho hueco y el estómago vencido.
Entonces fue como aquella, la primer noche, pasó a la historia.