domingo, 11 de septiembre de 2016

7, 11, 22 y 24

VII
Miro prendido fuego. Los ojos exorbitados, clavados en el sol. 
De tu abdomen con lunares y filo dulce. Imprudencias de pasión, ciega por el aburrimiento. 
Por chocar con tu isla, con tu planeta, aunque no alcancemos a rozarnos.

XI
Vuelo bajito, pero despego. No se si son tus manos las que me aprietan fuerte o son mis alas, mis neumaticos, mi cabeza, mis brazos los que me elevan y ellas elijen desprenderse o aferrarse, no lo se o si lo se. Remontando primavera, remontando verano, remontando otoño, remontando invierno. Naufrago de todo, todos y nada. Loco recurrente, siempre. Soga al alma y mi epicentro buscando lanzar, llorar lo que no se pierde porque nunca se posee. Otra luz al horizonte que vuela alto, cada vez más hasta ponerse arriba de mi cabeza. Bernardino que se eleva, se desprende de todas esas pancitas que algún día navegó, de todos los besos en todos los lunares, y de todo lo que tampoco fue.

XXII
Volando bajito me encontré con tu abrazo. Sobre mi, sobre agua-papel-alas-lengua, Calor, tus dedos en mi boca.
Corriendo frenéticamente con esa idea de no estar quieto, rodando con todos los huesos rotos.
Magullado y saboreando hierro con los labios cortados y los dientes teñidos. 
Te probé con tabaco dulce, con marihuana perfumada, con coca amarga, con locoto picante, con pollo amarillo, con arroz integral, con alcohol extasiante, con la panza llena de miedo, con la panza llena. Te probé en mil lenguas, me encontré en mil ojos y me perdí los tuyos. Los olvidé me olvidé y nos olvidamos. Me dibujé ojos por todos lados, y pasó igual. Amor y muerte. No. Amor vida y arte. Me dejaste sin palabras, no sin mi. Todo duro, puesto y repuesto. Despertándome en otro planeta, siempre loco, siempre sol. 

XXIV
Cuando llegó el momento no lo supe. Pasó y punto. Veinticuatro lunas mas tarde no lo supe, pero seguí ahí, regando.