jueves, 7 de abril de 2011

Después de todo qué es el amor y el enamoramiento sino la ultima ficha en caer, el último casillero por tachar, la cosa más ineludible que la vida nos puede enfrentar.
Casi podía sentirlo, mordiéndole los labios, besándola con todo el amor que podía ofrecer, con las bocas inundadas en saladas lágrimas. Podía sentir amor en todo, la música lo invadía y le ocupaba el cerebro que tan solo podía ver amor, amor en la luz de esa puerta, amor en el suave andar, amor en su pelo, amor que le corría y le ocupaba cada centímetro.
Pensaba, debo haber nacido para amar. El horror era moneda corriente hacía décadas, pero era una frágil escultura de cristal destinada a un duro viaje, a una vida distinta. Qué podía pensar aquella señora sobre el? Cómo podía imaginarse que el no caminaba tal y como ella lo percibía? Ella no podía ver que el realmente flotaba, acaramelado, mirando el umbral de esa puerta de la calle Viamonte, apenas iluminado y reflejado en el agua que se había juntado en las baldosas faltantes a sus pies, ella no era capaz de asegurar nada. Nadie puede con migo, nadie, ni yo. Cuanto tengo para dar? Cuanto estás dispuesta a recibir?
La detestaba profundamente y a sus monstruosos deseos, sanguinarios cómo nada en el mundo, y claro, el que no podía ni imaginarlo. Nadie podía. Cómo sabía esa señora que el flotaba? Cómo sabía esa señora que el no pensaba en lo ajustados que le quedaban los viejos zapatos de su padre? Cómo aseguraba que el no pensaba en mutilar a un indefenso bebé? Cómo es que todo podía permanecer en la duda absoluta dejando al mismo nivel a los de pensamiento más noble y benévolo, a los pobres no pensantes o a las peores conjeturas y monstruosidades humanas? Le entristecía ese mundo gris y las tristes consecuencias de la inacción y la negación a lo más puro y elemental.
Porque el no podía creerse solo en esto, no podía ser así. Carecía de sentido, como asegurar que aquel hombre sufre de un terrible trauma infantil con solo mirarlo al pasar en la calle, como que aquella niña que corría en realidad dudaba en secreto de su belleza o su inteligencia. No podía ser solo un globo flotando en el vacío, coloreando el aire, o un espacio completamente imaginario.
Las casas pasaron a su lado mientras el con los ojos entrecerrados encontraba belleza en todo lo que lo rodeaba para luego abandonarlo. Pensó nuevamente en arrancarle el aire de lo más profundo de sus pulmones, besarla, odiarla, llorar, flotar, besarla, lastimarse, amarse, sonreír, reir, besarla, mirarla a los ojos para quedarse sin aire otra vez.