sábado, 15 de agosto de 2009

El día Índigo

Una alegre y suave canción sonó en el radio despertador junto a la cama. Adam Fix emergió de ella de manera casi sistemática y preparó el desayuno para dos. Al parecer, Clari Share aun ignoraba el despertador. Su cuerpo apenas tapado por las finas y transparentes sabanas era delicado y sutil, y su rostro casi pálido, salvo por un suave rosado en sus mejillas. Adam la miró mientras esperaba que el agua se calentara. Entonces pensó ¿Quién fue? ¿Qué pasó? La pava comenzó a silbar.
Durante el desayuno no emitió palabra alguna, continuaba escuchando la radio y Clari continuaba tendida en la cama, inmóvil, salvo por su pecho que se inflaba y contraía armónica y pacíficamente con su respirar. Daba un gran sorbo e intentaba mentalizarse para llevar el día de la mejor manera. Otras preguntas aparecieron, pero el intentó focalizarse, hoy tendría una importante reunión en la que defendería su proyecto.
Besó a Clari, que comenzaba a despertarse y le avisó que el desayuno ya estaba listo. Subió hasta la terraza y entró a su coche volador. Indicó la dirección del ayuntamiento. Pudo repasar su discurso. Había realizado un proyecto para poblar zonas de la tierra que se encontraban devastados por la guerra. Este implicaba realizar una limpieza intensiva para eliminar todos los residuos radioactivos para luego hacer que sea un gran espacio verde, solo entonces después de 10 años sería posible repoblar, pero era la única solución que no ponían en riesgo a las personas que allí vivieran.
Adam entró en la gran sala. Había una larga mesa con altas sillas a ambos lados. Algunas estaban aún vacías, otras llevaban telecomunicadotes y otras, para el agrado de el, tenían personas reales. Adam era un hombre sumamente humilde que sabía disfrutar de la compañía humana, y gozaba de ese contacto, del poder mirar a una persona a los ojos sin una pantalla de por medio. Le pidieron que se siente en la cabecera.
Clari ya estaba terminando su desayuno y se disponía a vestirse para salir. Miró una nota que Adam le dejó que decía “Amor, deséame la mejor de las suertes, hoy tengo que defender mi proyecto en el ayuntamiento”. Ella sabía cuanto se había esforzado en el, todos esos años de estudio, de errores, de aprendizajes, noches enteras sin dormir, gustos y disgustos. En algún punto, ella detestaba ese plan que el había realizado, porque Adam había gastado infinitas horas en ello, y en ocasiones cuando no podía solucionar algunos problemas eso lo ponía de un terrible humor. Clari tomó las llaves y salio en su coche.
Estaba siendo bombardeado por preguntas, quejas y opiniones contrarias. Adam se sentía mas nervioso de lo que el pensaba lo estaría. Algunas de las objeciones estaban fuera de lo que el había practicado, fuera de cómo había organizado todo. Televisores y personas frías y duras lo atacaban. Argumentos terribles, conservadores, acusándolo de progresista, de atacar al sistema que el estado tenía adoptado. Adam no había previsto nada de esto y como si fuera poco, preguntas internas lo tenían ocupado también. Pidió un receso de 15 minutos para responder de la mejor manera las preguntas. Se dirigió a una sala vecina y comenzó a escribir nerviosamente las posibles respuestas.
Todo volvió a repetirse, palabras punzantes e hirientes golpearon nuevamente a Adam que finalmente se dio por vencido. Tomó sus presentaciones holográficas, papeles y proyecciones y se retiró saludado por todos quienes hacía un momento estaban atacándolo ferozmente. No podía comprender como pudo haber sucedido. Jamás le había dolido tanto una mirada como esas hirientes y violentas que acababa de presenciar. Desarmado e intentando contener las lágrimas, subió a su coche y se dispuso el volver.
Se dejo caer, completamente desplomado en la cama y estalló en llanto. Al rato Clari entró y dejó algunas bolsas en la cocina, escuchó entonces a Adam y supo que había pasado. Entró suavemente a la recamara y lo halló boca abajo con la cabeza contra la almohada. Esa imagen la puso realmente triste, ella mas allá de que no le agradase su proyecto, o mas bien, lo que el generaba en Adam, como esta horrible tristeza y desilusión, quería lo mejor para el. Se posó a su lado y lo acarició suavemente con la punta de sus dedos. Adam se incorporó y quedó sentado en la cama. Su nariz y sus mejillas estaban enrojecidas, como sus húmedos ojos. Se miraron, Adam hizo un gesto parecido al puchero de un niño, Clari respondió con el mismo y continuó con una sonrisa y un fuerte abrazo al que el respondió intentando contener las lágrimas.
Pudo comprenderlo todo, pudo responder todas sus preguntas, pudo darse cuenta de que esa conexión humana, ese mirar a los ojos, ese contacto del que tanto gozaba, era caprichoso. Ese contacto lo había tenido hacia pocas horas con esas crueles personas y era evidente que no era lo mismo. Ese mirar estaba lleno de violencia incomprendida, injustificada, más aún frente a los planes que el había presentado, reparadores y con el objetivo de ayudar a todos, como las flores que alegran a un jardín completo. El mirar de Clari estaba lleno de sentimientos, y a el eso lo llenaba de verdadero placer.
Alivio fue lo que lo invadió. Comprendió la unión que existía entre ellos y la importancia que verdaderamente tenía. Secó sus lágrimas y le dijo que si quería podía contarle que había pasado en el ayuntamiento. El solo la miro y asintió con la cabeza, sin dejar de mirarla a los ojos, con un aire completamente renovado. La tomó con ambas manos suavemente del rostro y la besó. Sus labios estaban húmedos por las lágrimas, pero sintió ese beso más dulce, suave, delicado y hermoso que ninguno antes.
Pudo comprender lo que era para el, verdadero amor. Pudo comprender quien fue y más correctamente quien es, pilar de su vida. Que las cosas que habían pasado habían moldeado todo, y podían dejar miedos e incertidumbres, pero que cada día se demostraba que lo pasado era eso nada más, algo que ya pasó, y que eso que pasó no tenía porque quitarle la posibilidad a lo que está por venir. Pudo comprender que nadie da lo que no tiene.