miércoles, 30 de septiembre de 2009
Vivan las casualidades
Me encanta creer que todo es casual, porque las veces que planifico las cosas no resultan ser como espero. Es imposible medir todo, y no dejar nada a la subjetividad de cada uno y de cada persona involucrada. Casualmente vivo el día a día, dejando que este alguna vez me ofrezca una linda e imprevista sorpresa o algún fuerte sobresalto, de esas cosas que a uno lo dejan atónito, conmocionado, sin palabras y con la necesidad de tener una respuesta distinta, del momento, sin previa elaboración. Yo no programé encontrarte, ni proyecté nada. Tampoco nada pasó, solo nos cruzamos y seguimos con nuestras cosas. Pero me gusta suponer como serían las cosas si no fuese solo algo eventual. Imaginarme que de casualidad cruzamos miradas, de manera imprevista robarte una sonrisa, accidentalmente entablar una charla y que por una de esas sorpresas te invite a hacer algo algún día.