lunes, 7 de diciembre de 2009
sin entrar en detalles
Un día peculiar, como no muchos otros. Resumo todo en que me levanté sin sueño, una anomalía en mi, pero era cierto. Me sentía muy animado y el cielo ayudaba, despejado y el día tibio en esta húmeda ciudad de buenos aires. Como recién había pasado la navidad todavía habían corchos y tapitas plásticas de sidra por la terraza junto a algún resto de cañita voladora. Me puse una remera, la que tenía a mano. Todos dormían, ni el perro estaba despierto. Abrí la heladera y disfruté de un pedazo de ese matambre. Tenía ganas de visitarte, pero la verdad no sabía. No entendía que pasaba, si de verdad quería ir a verte aunque no pudiese, aunque vos no quieras. Yo no entendí que pasaba por mi cabeza, mi duda crecía y crecía.